
Es muy simple. La bandera es nuestro caballito de batalla. Es por eso que sentimos la euforia de ver a Marcelo Salas con la capa de Chile gritando campeón en Italia. Y cuando en Atenas ganamos la de oro en tenis y fue nuestro emblema el que llegó más alto en el podio. Cómo no ponerla entonces en la fachada de nuestras casas. Es un reconocimiento a nosotros mismos, a nuestra historia.
Ahora, ¿por qué cambió alguna vez nuestra bandera? Se dice que hubo una bandera para la colonia, otra en época de transición y también otros intentos parecidos a la actual. Es parte de la historia de nuestra bandera. Pero finalmente ganó la que nos respresenta. La de mar, nieve y sangre. La que defendieron miles de valientes. La que hoy compramos a luca en la calle. La que nos emociona cada un año. La que dibujamos cuando chicos. La que puede parecerse a otras. La nuestra: la bandera de Chile. Viva Chile, viva el pueblo y viva Camus. Vivan los medio digitales. Amén.
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